La gente de mar está especialmente expuesta a los peligros y a la muerte, y vive su religiosidad de una forma particular. Desvinculados de tierra firme durante el viaje y ante situaciones de vida o muerte (tempestades, naufragios, incendios, combates navales, etc.) era muy habitual en el pasado hacer una promesa a cambio de salvar la vida. Si Dios o uno de sus representantes (la Madre de Dios o un Santo) los ayudaba a superar el trance, el marinero o el pasajero hacía la promesa de ir a una iglesia y llevar un objeto como presente y como agradecimiento. Generalmente era un pequeño modelo o una pintura representando el hecho que había provocado el peligro, pero también podía ser un remo, un salvavidas o cualquier otro objeto, incluidas fotografías.
Este objeto es un exvoto, y con distintos formatos siempre nos habla de lo mismo: el miedo, las creencias del mar, la religiosidad y la forma de ver la vida por parte de una gente que vivía en un medio imprevisible y también implacable. El Museu Marítim de Barcelona conserva una gran variedad de objetos que tienen esta procedencia y que, a parte del valor histórico y sentimental, aportan informaciones sobre los barcos y la navegación. A menudo representan extrañas imágenes de barcos de los cuales sabemos pocas cosas y se convierten en documentos iconográficos de gran importancia. Por ejemplo, el modelo del siglo XVI de una galera o el jabeque del siglo XVIII.